Una efeméride. Una canción. Y la historia que las conecta. Cada día. Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

WILD HORSES
The Rolling Stones

Muere el bandolero australiano Ned Kelly (1880)

El once de noviembre de 1880 moría ahorcado Ned Kelly, el bandolero australiano más famoso de la historia. Hijo de emigrantes irlandeses, Kelly se convirtió en proscrito tras verse involucrado en un altercado en el que perdieron la vida tres policías. Y en este estado permanente de fuga y búsqueda de refugios vivió sorteando la justicia durante casi una década. Su atrevimiento y la notoriedad de su caso lo convirtieron en un icono cultural del país que ha inspirado canciones, libros y películas, una de las cuales fue protagonizada Mick Jagger.

El líder de los Rolling Stones y la que entonces era su pareja, Marianne Faithfull, llegaron a Australia el verano de 1969 para incorporarse al equipo de rodaje de Ned Kelly. El director Tony Richardson, había ofrecido a Faithfull el papel de la hermana del bandolero pero finalmente tuvo que ser sustituida por Diane Craig debido a un incidente de última hora. La cantante no se encontraba en su mejor momento: hacía poco que había sufrido un aborto y su relación con Jagger estaba llena de altibajos. Y para hacer frente a todos los contratiempos que la abordaban hacía meses que se había lanzado a los brazos de la heroína.

Cuando la pareja llegó al hotel, Marianne Faithfull estaba en pleno síndrome de abstinencia. Para paliar sus efectos ingirió una dosis superior a la recomendada del tranquilizante que había conseguido que le recetaran y que la hizo caer en un coma que la tuvo ingresada seis días. Cuentan que cuando despertó y Mick Jagger le confesó haber pensado que la había perdido para siempre, ella le respondió que no sufriera, que «ni caballos salvajes podrían sacarme de aquí por la fuerza». Unos meses más tarde, la relación entre Jagger y Faithfull llegaba a su fin y el músico, como si fuera una dedicatoria a quien fue su compañera durante una larga temporada, habría inmortalizado aquella frase en una balada que tituló Wild Horses.

Esta es la historia que se creyó que era el origen de la canción hasta que años más tarde Bill Wyman la desmintió, revelando que el autor de aquella expresión y su encaje en el estribillo de Wild Horses en realidad había sido Keith Richards. Mientras la relación de Mick Jagger y Marianne Faithfull tambaleaba en Australia, en Londres, la que unía Keith Richards y Anita Pallenberg pasaba por un momento muy dulce gracias al nacimiento de su primer hijo, un niño al que pusieron Marlon en honor a Marlon Brando, uno de los actores favoritos de Pallenberg.

El guitarrista de los Stones estaba entusiasmado con su nuevo papel de padre y cuando al cabo de dos meses la banda comenzó a prepararse para su nueva gira americana, se le hizo muy difícil pensar que debía separarse de la criatura hasta Navidad. Por un lado, le motivaba la idea de volver a tocar en Estados Unidos, donde los Stones no actuaban desde 1966. Pero por otro, le rompía el corazón tener que pasar tantas semanas lejos de casa. Según Wyman, esta sensación agridulce es la que hizo pronunciar a Richards la frase «no me sacarían ni a rastras con caballos salvajes» refiriéndose al hecho de tener que alejarse del bebé durante todo ese tiempo. Aquella frase inspiró a Keith Richards un riff pensado a modo de nana y algunos de los versos de lo que acabaría convirtiéndose en Wild Horses. Sobre aquellos primeros elementos aportados por el guitarrista, Jagger terminó de cerrar la letra sin poder evitar que la situación que acababa de pasar con Faitfhull quedara reflejada. Así que en el resultado final del tema, las fuentes inspiracionales de ambos músicos quedaron mezcladas y un poco confusas.

Los Rolling Stones grabaron Wild Horses el invierno siguiente pero el tema no se publicaría hasta la primavera de 1971, con el lanzamiento Sticky Fingers. Durante este intervalo Keith Richards enseñó el tema a Gram Parsons con quien, después de colaborar en los arreglos de Country Honk en Let it Bleed, se habían hecho buenos amigos y a menudo compartían sus creaciones. El músico estadounidense quedó prendado de aquellos caballos salvajes y convenció a Richards y a Jagger que le dejaran grabar el tema con su banda, The Flying Burrito Brothers. Los Stones finalmente accedieron y la versión de Gram Parsons terminó editándose un año antes que la de sus propios autores. 

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