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L.A. WOMAN
The Doors

Muere el poeta Arthur Rimbaud (1891)

La segunda mitad de los años sesenta, en plena eclosión del folk rock americano, surgieron las primeras voces que calificaban de poesía algunas de las letras de las canciones que se producían. La forma en que se presentaban los mensajes se había empezado a valorar de forma diferente a partir de las aportaciones de músicos como Bob Dylan. Pero el concepto del rock como expresión poética tomó una dimensión totalmente diferente con la entrada en escena de una de las bandas que lideraría la aparición del rock psicodélico: The Doors. El nombre de la formación ya denotaba la influencia literaria y poética de este cuarteto californiano liderado por Jim Morrison. Y es que estaba inspirado en The Doors of Perception un ensayo de Aldous Huxley donde el autor inglés describe sus experiencias alucinógenas a partir del consumo de mescalina. El título de esta obra proviene de una cita de Las bodas del cielo y del infierno donde el poeta británico William Blake escribía «si las puertas de la percepción se purificaran todo se le aparecería al hombre como es, infinito».

Jim Morrison era un gran admirador de los autores simbolistas franceses de finales del siglo XIX, y de entre todos ellos especialmente de la obra de Arthur Rimbaud. Además, la vida del músico y la del poeta están llenas de conexiones y analogías. Ambos eran hijos de militares y habían crecido en el marco de las tensiones familiares derivadas de esta ocupación paterna. Morrison tuvo una infancia desarraigada condicionada por los constantes traslados de su padre, una situación complicada para hacer amigos y que compensó refugiándose en la literatura. El progenitor de Rimbaud era un capitán de infantería del ejército francés, que no volvió al hogar después de su última destinación, dejando a su hijo con seis años a cargo de una madre estricta y que le coartaba el talento que demostró tener desde muy pequeño. Tanto Morrison como Rimbaud dieron muestras de su extraordinaria inteligencia ya en su paso por la escuela primaria y ambos se fueron de casa siendo unos adolescentes en busca de espacios donde poder desarrollar sus capacidades artísticas entrelazando palabras. Pero no sólo de versos alimentaban sus mentes. El alcohol y otras sustancias adictivas tuvieron un papel importante también en la producción creativa de ambos artistas. Y en el caso de Jim Morrison, su abuso fue la causa de su muerte prematura, cuando en julio de 1971, lo encontraron muerto en su apartamento de París a causa de una sobredosis de heroína. Rimbaud también moriría joven en Francia, a los 37, pero en su caso debido a un carcinoma en la ciudad de Marsella.

Morrison admiraba mucho tanto la vida como la obra de Rimbaud. El poeta francés había escrito toda su obra entre los 16 y los 19 años, edad en que dejó de escribir y se trasladó a Etiopía para dedicarse al tráfico de marfil y la fabricación de munición. Este estilo de vida libre y aventurero cautivó al músico estadounidense a medida que devoraba sus poemarios. La influencia de Arthur Rimbaud en la creación artística de Jim Morrison ha quedado impregnada en muchas de las letras del líder de The Doors, que siempre llevaba encima el libro de poemas en prosa Iluminaciones escrito por el autor francés en 1886. Así se lo contó en 1968 a Wallace Fowlie, un profesor de literatura francesa de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) experto en Rimbaud y a quien Morrison escribió para agradecerle la traducción al inglés de este poemario en una carta en la que le hacía saber que su libro siempre viajaba con él.

Al líder de The Doors le impresionaba tanto el estilo de vida de Rimbaud que a menudo comentaba que él también desaparecería un día en el continente africano escondido bajo el pseudónimo de Mr. Mojo Risin, un anagrama de su propio nombre y que en L.A.Woman repite varias veces el verso «Mister mojo risin’, gotta keep on risin» (Sr. Mojo Risin debe usted seguir subiendo). Es uno de los homenajes que Morrison hizo a su poeta de cabecera. De hecho, el último, ya que en abril de 1971, pocos meses después de la publicación del álbum que tomaba el nombre de esta canción, Morrison -como había hecho Rimbaud un siglo antes- renunció a todo lo que entonces era su vida musical para refugiarse en París. Allí pensaba continuar su obra poética al margen de la música y que había materializado ya con tres poemarios publicados. Pero la muerte vino a buscarle pocos meses más tarde, dejando truncada su producción creativa y convirtiéndolo así en otro músico que se incorporaba al malogrado Club de los 27.

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