OH MY SWEET CAROLINA
Ryan Adams
Mariah Carey publica el single 'Heartbreaker' (1999)
Hacer un disco es un proceso complejo y abarca diferentes fases creativas, técnicas y comerciales. Escribir buenas letras, componer melodías exitosas, disponer de los músicos adecuados para grabarlo, tener una discográfica que apueste y contar con una potente campaña comercial son seguramente los elementos clave del viaje que los artistas emprenden a menudo a lo largo de su carrera. La dificultad de afrontar el reto para encontrar el título adecuado para un álbum es la carta de presentación del proyecto y no siempre es una pieza tan estratégicamente ni creativamente pensada como se podría creer. Y justamente eso es lo que le ocurrió a Ryan Adams cuando estaba terminando su álbum de debut.
Adams comenzó a tocar la guitarra a los catorce años con un modelo eléctrico que le regaló su madre y, en poco tiempo, se unió a una banda local de Jacksonville que no duró mucho pero con la que llegó a editar tres temas en 1991. Tres años más tarde fundó Whiskeytown, una formación con una gran influencia del country-rock de los setenta creada por Gram Parsons. Parsons era un músico al que Ryan Adams no sólo admiraba sino con quien casualmente compartía fecha de nacimiento, eso sí, con tres décadas de diferencia. De hecho, Adams participó en el disco homenaje que varios artistas le hicieron a este autor californiano en el disco Return of the Grievous Angel: A Tribute to Gram Parsons en 1999 versionando su tema A Song For You.
Después de tres discos con Whiskeytown dejó la formación y se concentró en un nuevo proyecto personal. Influido por la ruptura sentimental que sufrió con la publicista musical Amy Lombardi, en verano de 2000 el músico se encerró a componer. Y pocos meses más tarde salía del estudio donde, en sólo catorce días, grabó las canciones de su primer álbum en solitario. Era un disco muy intimista, en el que Adams cuidó mucho las letras, la música, la selección de los colaboradores y la elección del sello discográfico. Absorto entre tantos detalles, no había encontrado el momento para pensar en el título que le pondría. Por eso, cuando su productor le llamó una mañana con prisas y le dijo que tenía 15 segundos para elegir el nombre, no tuvo mucho tiempo para pensarlo. Con el teléfono todavía en mano, miró a su alrededor y sus ojos fueron a parar a un cartel que había colgado en la pared en la que aparecía Mariah Carey con una camiseta donde podía leerse el nombre de la canción que justo un año antes había publicado en colaboración con el rapero Jay Z: Heartbreaker. No tenía nada mejor, así que ésta fue la respuesta que dio y que se terminó imprimiendo en la portada del álbum en tinta roja sobre una foto suya tumbado fumando un cigarrillo.
Heartbreaker se publicó el mes de septiembre con una muy buena acogida tanto por parte de la crítica como de los seguidores de Ryan Adams. También es el disco que incluye una de las canciones que lo ha convertido en uno de sus grandes clásicos: Oh My Sweet Carolina. Es un tema dedicado a su estado natal, Carolina del Norte, y que Adams escribió en la trastienda del bar Niagara de Nueva York. Era un local que frecuentaba a menudo y aquella tarde, cuando estaba a punto de cerrar, uno de los propietarios le dejó entrar a tomar una copa mientras acababa de recoger. Allí, sentado en una mesa con un lápiz y un papel en mano compuso los versos que más tarde en casa acompañaría con la guitarra para crear Oh My Sweet Carolina.
El resultado final fue un tema muy melancólico al que Adams aún pudo añadirle un detalle que le hizo una ilusión especial: contar con la participación de Emmylou Harris. Su abuela había sido una gran admiradora de esta cantautora, considerada como una de las voces femeninas referentes de la música folk y country americana y que a principios de los setenta estuvo unida artísticamente y sentimentalmente a Gram Parsons. Adams creció escuchando sus discos y fue a través de su música que descubrió parte del sonido que la había influido en su trayectoria. Así que cuando Harris aceptó su propuesta para participar en la grabación de Oh My Sweet Carolina poniendo los coros en el estribillo de la canción, el músico no se lo podía creer. De hecho, en una entrevista reconoció que el día de la grabación estaba abrumado por aquella voz y por quien era ella, pero afortunadamente consiguió actuar discretamente a su alrededor.
Oh My Sweet Carolina es hoy un tema referente de la música americana de los primeros años del S.XXI y ha sido versionado por artistas tan diversos como Zac Brown Band o Elton John.