Una efeméride. Una canción. Y la historia que las conecta. Cada día. Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

HALLELUJAH
Leonard Cohen

Se celebra San David

Un rey: David. Dos significados: el estimado y el elegido de Dios. Y tres religiones que lo veneran: el cristianismo, judaísmo y el islam. Y es que la figura de este monarca que gobernó Israel en el S.X a.C tiene una importancia capital para estas tres confesiones. Hijo de Isaí y padre de Salomón, David fue el rey que consiguió unificar las diferentes tribus israelitas bajo la autoridad de un único monarca y más tarde expandir el alcance de este territorio, con la anexión de ciudades como Petra, Samaria, Jerusalén y Damasco.

En las escrituras sagradas de las creencias que lo veneran, el Rey David se presenta como un gobernante valiente, ambicioso y de carácter guerrero. Pero también se destaca su vertiente como músico y poeta. Había desarrollado su genio artístico durante su juventud, cuando ejercía de pastor pasando largas jornadas solitarias en comunión con la naturaleza mientras cuidaba los rebaños. Y aparte de la disciplina, el valor, la fortaleza, la paciencia y la fe que manifestó en aquellos primeros años de su vida, su capacidad creadora en el ámbito musical se apunta también como uno de los elementos que Dios habría valorado a la hora de elegirlo para ocupar el trono de Israel.

Esta vertiente artística del Rey David para complacer al Creador es el punto de partida que Leonard Cohen tomó como fuente de inspiración de uno de sus temas más célebres: Hallelujah. Y lo hizo desde la primera estrofa de la canción, donde no sólo se refiere a un acorde celestial que el monarca componía para Dios, sino que detalla cómo se ejecuta a medida que lo canta: «It goes like this, the fourth , the fifth, the minor falls, the mayor lifts, the baffled king composing Hallelujah» (va así, la cuarta, la quinta, cae la menor y sube la mayor, el rey desconcertado compone el Aleluya). Aunque sin volver a mencionarlo explícitamente, la referencia al Rey David está presente también en los versos siguientes, cuando Cohen hace referencia al momento en que vio a Betsabé bañándose en una azotea y quedó maravillado por su belleza.

Pese a lo que podría hacer pensar su título y los diferentes pasajes de la cultura judeocristiana a que hace referencia, ésta no es una canción de temática religiosa. Si bien es cierto que está escrita como si fuera una oración, no es una plegaria espiritual ni trata sobre la fe, sino que aborda, desde una perspectiva muy personal, una temática tan universal como es la felicidad y el dolor que causa el amor. El Hallelujah de Cohen es un lamento sobre un amor roto, con momentos de arrepentimiento, culpa y también reconciliación.

Cohen explicó que Hallelujah fue una de las canciones que más le había costado escribir. Tardó más de tres años en terminarla y le dedicó jornadas larguísimas, a lo largo de las cuales llenó hojas enteras con más de ochenta estrofas antes de cerrar la letra definitiva. Aunque actualmente es una de las canciones más icónicas de Leonard Cohen, cuando en 1984 el músico canadiense publicó Hallelujah el tema tuvo un recibimiento muy discreto. Y no fue hasta después de diez años, cuando la grabó el músico de rock alternativo Jeff Buckley, que la canción captó la atención de todo el mundo y se acabó convirtiendo en uno de los temas más versionados de todos los tiempos. En los últimos años, otra interpretación que también ha sido muy destacada es la que hizo el cantautor Rufus Wainwright.

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