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ECHOES
Pink Floyd

El Vesubio entra en erupción y destruye la ciudad de Pompeya (79 a.C.)

«Amplias capas de fuego iluminaban muchas partes del Vesubio; su luz y su brillo eran más vívidos por la oscuridad de la noche … era de día todo mundo, pero allí la oscuridad era más oscura y espesa que cualquier otra noche». Así describió el abogado romano Gay Plinio Segundo la erupción del volcán situado frente a la bahía de Nápoles que se produjo en el verano de 79 a.C. Tras cuatro días de temblores de la tierra a la que los habitantes de la zona no dieron más importancia, la mañana del 24 de agosto, una columna de humo se elevó por sobre el monte Vesubio y al cabo de pocas horas su cráter comenzó a escupir toneladas de lava. La erupción devastó la región y sepultó Pompeya bajo un manto de piedras volcánicas ardientes y vapores de azufre y provocando la muerte de más de 5.000 personas.

Las capas de ceniza de más de 30 metros de espesor que lo cubrieron todo dejó Pompeya enterrada y no fue hasta el S.XVI que se descubrieron sus ruinas y se iniciaron los trabajos para tratar de reconstruir la ciudad. Uno de los restos arqueológicos más preciados de todo lo que se ha recuperado a lo largo de siglos de excavaciones es el anfiteatro, el más antiguo del que se tiene constancia y qu,e casi 2.000 años después de su construcción, se convirtió en escenario elegido por Pink Floyd para registrar el directo Live at Pompeii, un espectacular concierto grabado sin público, la canción principal del cual es sin duda Echoes.

Con sus 23 minutos y medio de duración, el tema ocupó toda la cara B del vinilo original de Meddle, el álbum donde se publicó en 1971. Escrita por los cuatro miembros de la banda, está considerada la composición más ambiciosa del grupo. Hacía cinco años que Syd Barret había dejado el grupo y Roger Waters, Nick Mason, Richard Wright y David Gilmour querían demostrar que también eran capaces de hacer piezas originales y creativas.

Inicialmente, el tema se debía titular The Return of the Son of Nothing y tenía una letra adecuada a este nombre. Pero al darse cuenta de que volvían al registro espacial que ya habían abordado en temas como Astronomy Domine o interestelar Overdrive decidieron cambiarla totalmente llevándosela hacia el imaginario del fondo marino. Este cambio de orientación de temática vino a raíz de una nota que sonó al teclado de Wright y que llamó la atención de Waters. El bajista la grabó en un micrófono conectado a un altavoz y el efecto de eco «ping» que resultó dio al resto de los músicos la idea de arrancar la canción con ese sonido que recordaba la señal de un sónar submarino

Aquel verano, el director y editor Adrian Maben estaba de vacaciones a Nápoles y en una de sus visitas a las ruinas de Pompeya perdió el pasaporte. Mientras lo buscaba, llegó al anfiteatro y al encontrarse a solas entre aquel imponente vestigio de la historia, se le ocurrió que sería un escenario ideal para registrar en ella la música de Pink Floyd, banda de quien era un gran admirador. La acústica de aquel teatro al aire libre totalmente vacío era inmejorable y conceptualmente, en unos años en que festivales como el de Monterey, Woodstock o Wight llenaban grandes extensiones de terreno con decenas de miles de personas, la idea de hacer un concierto sin público gustó mucho a los músicos. Maben logró que las autoridades cerraran el espacio durante seis días y ese mismo mes de octubre el grupo se trasladaba a Italia para llevar a cabo la grabación. El vídeo resultante se editó la película documental que se presentó a principios de 1972 como Pink Floyd: Live at Pompeii.

Cuarenta y cinco años más tarde, David Gilmour volvió a tocar en aquellas ruinas romanas. En esta ocasión lo hizo en solitario y con la arena y las gradas del anfiteatro llenas de público. El guitarrista británico ofreció dos conciertos donde interpretó algunos de sus temas propios y muchos clásicos de Pink Floyd, una selección de los cuales se recogió en un álbum en vivo que presentó el 13 de septiembre de 2017 en los cines de todo el mundo. Curiosamente, en el setlist elegido por Gilmour en su vuelta a Pompeya no interpretó una de las canciones que más asociadas ha quedado al vídeo de 1971 y los fans de Pink Floyd se quedaron sin saber cómo sonaba Echoes cuatro décadas más tarde en ese teatro exterior lleno a rebosar.

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