Una efeméride. Una canción. Y la historia que las conecta. Cada día. Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

DON’T LET THE SUN GO DOWN ON ME
Elton John & George Michael

Se inaugura el Teatro Real de Madrid (1850)

Situado en el centro de la Plaza de Oriente, el Teatro Real es uno de los auditorios de referencia de la capital española. Se comenzó a construir en 1818 y desde su inauguración, tres décadas más tarde, se mantuvo de forma ininterrumpida como teatro de ópera hasta 1925, en que tuvo que cerrar por problemas estructurales en el edificio. En 1966 volvió a abrir sus puertas como sala de conciertos sinfónicos, una actividad que acogió hasta 1988, fecha en que se comenzaron las obras de remodelación que en octubre de 1997 lo convirtieron en el coliseo operístico que es hoy en día.

Consolidado como uno de los marcos escénicos referentes en Europa, además de su programación regular de temporada, en los últimos veinte años el Teatro Real se ha ido abriendo también a otros géneros. Comenzó en los noventa, acogiendo puntualmente conciertos de diferentes artistas y consolidó esta vertiente el verano de 2015 cuando se convirtió en escenario de un festival de música pop, rock y flamenco, el Universal Music Festival. Para su primera edición, y que suponía el estreno de un espacio tan emblemático como el Teatro Real en un circuito musical de estas características, los organizadores apostaron por una cabeza de cartel infalible: Elton John.

El concierto del músico británico fue el encargado de inaugurar el festival con el que cerraba el tramo europeo de la gira Sir Elton John and his band y que conmemoraba el 40 aniversario de Goodbye yellow brick road, su álbum más vendido. A lo largo de más de dos horas, el público madrileño pudo disfrutar de un repertorio formado por todos los clásicos que han acompañado a Elton John a lo largo de su prolífica carrera. Uno de los momentos más emotivos del concierto fue la interpretación que hizo de Don’t Let the Sun Down on Me y que dedicó al hijo del célebre periodista británico David Frost, muerto ese mismo día.

Como la mayoría de las canciones de Elton John, éste es un tema fruto del trabajo a cuatro manos hecho entre él y su inseparable letrista Bernie Taupin. En la música del primero hay una clara influencia de los Beach Boys, una de las bandas donde Elton John reconoce que ha encontrado inspiración en el sonido, las armonías y las estructuras de sus composiciones. En esta ocasión además, el músico británico contó con la participación de dos de sus miembros, Carl Wilson y Bruce Johnston, que durante la grabación del tema hicieron parte de los coros junto con Toni Tenille de Captain & Tenille. A la hora de crear los versos, Taupin explicó que quería escribir sobre algo grande y poderoso en torno a los sentimientos pero con el reto de evitar las expresiones habituales y pomposas, una fórmula que encontró en la referencia metafórica de la oscuridad que se cierne sobre alguien cuando es abandonado sin entender por qué.

Elton John grabó Don’t Let the Sun Down on Me en 1974 y pronto se convirtió en el gran hit de Caribou, su octavo trabajo de estudio. Con este álbum el músico británico lograba por cuarta vez ser número uno en Estados Unidos, algo que no había logrado en el Reino Unidos, donde sólo había logrado esta meta tres veces. Pero este tema tendría una segunda y relevante vida dos décadas más tarde gracias a la interpretación en formato dúo que grabó con George Michael en 1991. Se estrenaron como pareja de escenario con este tema en 1985 en el concierto solidario Live Aid celebrado en Wembley para recaudar fondos para paliar el hambre en África y el éxito conseguido con la buena química entre ambos artistas les animó a repetir la experiencia de cantar juntos Don’t Let the Sun Down on Me en un concierto celebrado en el mismo estadio y en el que Elton John era un invitado sorpresa de George Michael. La grabación de esa actuación a dos voces se publicó al año siguiente y se convirtió en un auténtico éxito que llegó al número uno en el Reino Unido y en el Billboard Hot 100 americano, siendo la única canción de la era moderna grabada en exterior que ha alcanzado esta posición.

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