Una efeméride. Una canción. Y la historia que las conecta. Cada día. Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

AL ALBA
Luis Eduardo Aute

Se producen las últimas ejecuciones del franquismo (1975)


El pasado mes de abril de 2020 moría a los 76 años Luis Eduardo Aute, uno de los grandes referentes de la canción de autor en España. Hijo de un barcelonés que a los dieciocho años se marchó a trabajar a Manila y de una española criada en Filipinas, desarrolló su carrera artística en una gran variedad de ámbitos. La pintura, la escultura, la poesía o el cine fueron disciplinas artísticas donde Aute demostró tener un gran talento, aunque en la que más destacó fue en la música donde dejó un legado de 19 álbumes de estudio.

Pocos músicos han sabido condensar en los pocos minutos que dura una canción la esencia del amor, el deseo, la desesperación o la injusticia como lo hizo Aute. Sus letras íntimas, profundas y comprometidas lo convirtieron en la voz de toda una generación hija de los últimos años del franquismo, especialmente a partir de mediados de los setenta. Fue precisamente en esa época cuando publicó Al Alba, uno de sus grandes himnos y que con el tiempo se ha convertido en todo un símbolo reivindicativo y de protesta de todos aquellos que clamaban por cambios en los tiempos convulsos del final de la dictadura. Y es que la canción fue escrita como un canto de despedida que ha quedado asociada para siempre a las últimas ejecuciones llevadas a cabo por el régimen.

Aute llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacer una canción sobre la pena de muerte pero no acababa de encontrar la perspectiva adecuada. Hasta que llegó el 27 de septiembre de 1975. Aquel sábado por la mañana se producía el fusilamiento de cinco condenados a la pena capital en prisiones de Madrid, Barcelona y Burgos. José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, los tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP); y Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui, de la organización ETA político-militar, se convertían así en los últimos ejecutados del franquismo.

A dos meses de la muerte del dictador, aquellas ejecuciones levantaron una ola de protestas tanto entre diferentes grupos antifascistas españoles como desde voces internacionales, como la del mismo Papa Pablo VI, que pidió clemencia por los sentenciados. Pero ninguna de estas movilizaciones logró que Franco diera marcha atrás y el régimen cerró filas con consignas a los medios para que se proclamara la generosidad del régimen por haber indultado a seis de los once condenados inicialmente. En este contexto, Aute encontró la vía para escribir finalmente el tema que tenía pendiente y lo tituló Al Alba. Lo concibió como una canción de amor, enmarcada en una despedida que, por la iconografía de sus versos, sugería que el narrador daba el último adiós a su amada antes de ser fusilado.

La primera versión que se publicó de la canción fue la que grabó a finales de 1975 Rosa León, una de las voces clave de aquellos últimos años del franquismo y gran amiga de Aute. Tres años más tarde, ya iniciada la Transición, la cantante Ana Belén hizo una versión que se incluyó en un disco colectivo titulado ¡Abolición! Canciones y textos contra la pena de muerte. El éxito del tema animó al cantautor a grabar aquel 1978 su propia interpretación de Al Alba, convirtiéndose en el tema que acompañó al cantautor a lo largo del resto de su vida.

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