STAIRWAY TO HEAVEN
Led Zeppelin
Nace el periodista y escritor James Spence (1874)
Stairway to Heaven es sin duda una de las canciones más emblemáticas de la historia del rock. Nunca se ha llegado a editar como single, quizá por su duración de más de 8 minutos o por la complejidad de su estructura, y esto ha hecho que el álbum en el que se editó (intitulado por decisión de la banda) sea uno de los más vendidos de todos los tiempos.
Durante más de tres décadas Robert Plant y Jimmy Page defendieron que empezaron a gestar el tema en 1970. Venían de una gira agotadora por Estados Unidos y regresaron al Reino Unido con la intención de recuperarse y empezar a trabajar en nuevo material para su siguiente disco. Buscaban un lugar tranquilo donde poder retirarse con sus familias durante unas semanas y componer sin presión, así que decidieron trasladarse a Bron-yr-Aur, una antigua cabaña del S.XVIII situada en una zona rural de Gales donde Plant había pasado sus veranos de infancia. De los días de convivencia en aquella casa aislada, sin luz ni agua corriente, salieron la mayor parte de los temas de Led Zeppelin III, pero también el embrión de Stairway to Heaven.
El buen resultado creativo que les dio ese ambiente campestre, hizo que poco después de presentar este trabajo discográfico los miembros de la banda decidieran volver a buscar la inspiración en un entorno similar. Esta vez se instalaron en Headley Grange, un antiguo hospicio de estilo victoriano situado en el campo inglés y que en aquellos años varios grupos habían utilizado como espacio de composición y estudio de grabación. Allí escribieron prácticamente todas las canciones de su cuarto álbum y, según el relato de ambos, terminaron el tema que habían comenzado en Bron-yr-Aur un año antes. Page trabajó en las diferentes secciones musicales y en los solos de guitarra (uno de los cuales está considerado como uno de los mejores de la historia) y Plant se concentró en la letra.
Los dos músicos llevaban consigo una buena colección de discos y libros como fuente inspiracional. Pero de entre todos ellos hubo uno que tuvo una influencia relevante en la composición de los versos de Stairway to Heaven: Magic Arts in Celtic Britain, una obra publicada en 1945 por el periodista y escritor Spence Lewis. Conocido por su labor de investigación en torno al imaginario tradicional escocés, a lo largo del S.XX Lewis publicó una amplia bibliografía sobre mitos, folklore y ocultismo. El volumen de Magic Arts in Celtic Britain era de Page, que ya hacía tiempo que profesaba gran devoción por Aleister Crowley, considerado el padre espiritual del ocultismo en el Reino Unido. El libro de Spence Lewis aparecía como uno de los títulos recomendados por Crowley en su revista The Equinox, así que el guitarrista lo compró y lo metió en la maleta que se llevó a Headley Grange. Cuando una vez allí se lo dejó hojear a Plant, éste quedó atrapado por sus historias y todo el imaginario que describía hasta tal punto que muchos de sus pasajes quedaron recogidos en Stairway to Heaven.
Pero este sugerente relato del surgimiento inicial del tema a la lumbre de una cabaña rústica se vería parcialmente desmontado en 2014 cuando Plant y Page variaron un poco la historia para defenderse de la denuncia de plagio que les interpuso la banda californiana Spirit. Mark Andes, bajista y miembro fundador de este grupo, acusó Led Zeppelin de haber copiado la melodía inicial de Stairway to Heaven de un tema instrumental suyo titulado Taurus publicado en 1968. Según Andes, Robert Plant y Jimmy Page conocían perfectamente la canción porque ese mismo año actuaron como teloneros de Spirit en su gira de debut en Estados Unidos. La disputa por los derechos de autor del tema se resolvió en 2016 en un juicio que dictó sentencia a favor de la banda británica. Los representantes legales de Mark Andes presentaron diversas apelaciones pero finalmente en marzo de 2020 un tribunal de Estados Unidos dio la razón definitiva a Plant y Page. Con el fin de esta batalla legal, Stairway to Heaven quedaba libre de la sombra de plagio a la vez que dejaba restringido su espacio creativo entre las páginas del libro de Spence Lewis y las paredes de Headley Grange.