Una efeméride. Una canción. Y la historia que las conecta. Cada día. Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

RESPECT
Aretha Franklin

Se publica la foto del saludo Black Power de los JJOO de México (1968)

A pesar de que tuvieron grandes momentos deportivos, los Juegos Olímpicos de México han pasado a la historia por un acto de gran relevancia político-social a nivel mundial: el saludo ‘Black Power’ de los afroamericanos Tommie Smith y John Carlos. Esta cita olímpica se celebró en octubre de 1968, en pleno apogeo de este movimiento de los derechos civiles de la población negra de Estados Unidos y apenas unos meses después del asesinato de Martin Luther King. En este contexto reivindicativo, hubo un intento de boicot a la cita olímpica, en el que se intentó convencer a los atletas de color que no compitieran. Pero finalmente esta propuesta no prosperó y los deportistas decidieron hacer oir su voz de otro modo. El podio conseguido por los velocistas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos en la prueba de los 200 metros lisos propició la ocasión perfecta.

Cubriendo la distancia en menos 20 segundos, Tommie Smith no sólo ganó la carrera sino que logró establecer un nuevo récord mundial. Cruzando la meta detrás suyo, entró el australiano Peter Norman e inmediatamente después John Carlos, adjudicándose la tercera posición. Terminada la carrera, los tres corredores subieron al podio para recoger sus medallas. Los tres lucían insignias del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos, una iniciativa creada con el objetivo de luchar contra el racismo en el deporte. En ese momento, el detalle pasó bastante desapercibido, pero cuando empezó a sonar el himno nacional y enfocaron a los dos atletas estadounidenses, todo el mundo pudo ver claramente como bajaban la cabeza, cerraban los ojos y levantaban su puño enfundado en un guante negro como símbolo de orgullo de su raza y reivindicación de la igualdad de derechos. En un inicio habían previsto llevar puestos los guantes en ambas manos pero Carlos se olvidó los suyos en la Villa Olímpica y fue Norman quien les sugirió que se repartieran los dos que tenían.

El gesto no gustó ni al presidente del COI, el también estadounidense Avery Brundage, ni a muchos de los espectadores del Estadio Olímpico, que abuchearon a ambos atletas. De vuelta a casa, Smith y Carlos fueron condenados al ostracismo. A ambos les prohibieron representar a los Estados Unidos en el deporte olímpico, un castigo que también recibió en su país Peter Norman por haberse solidarizado con sus compañeros de podio. Smith y Carlos quisieron devolverle el detalle de forma póstuma en 2006 cuando éste murió de un ataque cardíaco, ofreciéndose a ser los portadores del féretro en su funeral.

Fuera del territorio americano, se sabía de la existencia de las desigualdades raciales que se producían en Estados Unidos. Pero la publicación en la prensa de todo el mundo de aquella potente imagen bautizada como el podio del Black Power supuso la internacionalización del movimiento que reivindicaba los derechos de los afroamericanos que eran discriminados y oprimidos por el color de su piel, a la vez que enfatizaba el orgullo racial. A lo largo de la segunda mitad de los sesenta y los setenta el Black Power tuvo una presencia destacada en la sociedad y muchos de los artistas negros de aquella época contribuyeron a su difusión a través de su música, con canciones que terminaron convirtiéndose en himnos de este movimiento. Respect, de Aretha Franklin es una de las más icónicas.

Aunque fue Franklin quien la convirtió en el gran éxito que conocemos hoy en día, fue Otis Redding quien escribió la canción y la editó en 1965. La compuso al regresar de una gira al tener la sensación de que, tras estar tantos días fuera de casa, su mujer no lo trataba con el respeto que se merecía. El tema  de Redding tuvo un paso discreto por las listas americanas pero la suerte de Respect dio un giro en 1967 cuando Aretha Franklin, que entonces sólo tenía 24 años, aceptó versionarla.

La cantante de Memphis reinterpretó el tema dándole una nueva óptica revolucionaria que la convertiría en toda una declaración intransigente e inquebrantable del respeto que reclamaba en su estribillo. En pocas semanas, la versión de Lady Soul llegó a la primera posición de casi todas las listas musicales, en la que se mantuvo durante más de tres meses. La potencia de la voz de Franklin y la contundencia del mensaje que cantaba, rápidamente conectaron con las reivindicaciones de la sociedad del momento, especialmente con las del movimiento del poder negro, que la incorporó casi como un himno. Y cuando tres años después de su lanzamiento, Tommie Smith y John Carlos captaron la atención de todo el mundo desde el podio del estadio olímpico de Ciudad de México, la canción de Aretha Franklin se convirtió en la mejor banda sonora de aquella icónica imagen. Los dos atletas reclamaban con su gesto respeto a la población negra americana. La artista de Georgia lo hacía poniendo todo su sentimiento en los versos centrales del tema: R-E-S-P-E-C-T Find out what it means to me (R-E-S-P-E-T-O Averigua qué significa para mí).

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