Una efeméride. Una canción. Y la historia que las conecta. Cada día. Desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre.

MR. JONES
Counting Crows

Nace el pintor Pablo Picasso (1881

A principios de los noventa se formaba en la ciudad californiana de Berkeley una de las bandas de rock referentes de la década: Counting Crows. Liderados por el cantante Adam Duritz, estos jóvenes músicos tocaban en pequeños locales de la Bahía de San Francisco y pronto se convirtieron en una de las formaciones habituales de los locales de música en directo de la zona. A principios de 1994 sin embargo pasaron de ser un grupo conocido sólo en California a sonar en todas las radios del mundo gracias a Mr. Jones, uno de los temas de su primer álbum, August and everything after.

Pero ¿quién era el Mr. Jones de quien hablaba la canción? Pues Marty Jones, uno de los amigos de la infancia de Duritz y que había sido también el bajista de su primera banda, The Himalayans. El líder de los Counting Crows la escribió después de una noche en la que fueron juntos al concierto de un guitarrista de flamenco que estaba de gira por América. Después de la actuación, continuaron de fiesta por diferentes bares de donde vieron un músico rodeado de mujeres, una situación que les hizo bromear sobre qué sencilla sería su vida si alguna vez llegaran a convertirse en estrellas del rock. Cuando Duritz llegó a su casa, ya de madrugada, se sentó a escribir sobre lo que habían vivido esa noche y con este relato como eje vertebrador de la historia hizo una reflexión sobre el deseo de los jóvenes por lograr sus sueños. El resultado fue una canción tan icónica que incluso ha dado nombre a la que en Estados Unidos se conoce como la ‘Jones Generation’, aquí popularizada como ‘Generación X’ y que agrupa a los nacidos entre 1954 y 1965.

Mr. Jones habla básicamente de anhelos musicales pero también existenciales y en su versos Duritz incluyó guiños a algunos de sus referentes musicales, como alusiones a Bob Dylan o Van Morrison. Este último, evidente en el «sha-la-la-la-la-la-la» extraído de Brown-Eyed Girl con que arranca la canción y que se repite en diferentes ocasiones a lo largo de la pieza. Pero a parte de estas referencias musicales, la canción también tiene una plasticidad que se percibe en los detalles cromáticos que cita en relación a los otros dos personajes que se citan en ella. Por un lado, María, uma bailarina de pelo negro que enseña flamenco y que aparece también en otros temas del disco. Por otro, Pablo Picasso, a quien evoca con imágenes de El Viejo guitarrista ciego. Con la cita del pintor malagueño y la referencia a esta obra de su época azul, Adam Duritz traslada el toque extra de sentimiento y emoción de las pinturas a los versos de la canción, verbalizando que quiere pintar su futuro en colores en vez de hacerlo en tonos grises como lo hace la mayoría de la gente.

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