IN THE MOOD
Glenn Miller
Muere el matemático Alan Turing (1954)
El nombre de Alan Turing ha quedado asociado a Enigma, la máquina de encriptación creada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que este matemático intentó descifrar desde Bletchley Park. Turing fue convocado en la sede del Servicio Británico de Descifrado en septiembre de 1939, justo un día después de la declaración de guerra de Alemania a Gran Bretaña. Allí lideró un equipo que, a través de ecuaciones y cálculos, encontró pautas en los mensajes enviados desde Enigma, a partir de los cuales pudieron detectar una pequeña parte de su funcionamiento. Pero finalmente Turing llegó a la conclusión de que la única manera de luchar contra una máquina era hacerlo a través de otra máquina, premisa que lo llevó a construir Bombe, el ingenio que se dedicaba a buscar los rotores del aparato alemán, implementando una cadena de deducciones lógicas para cada combinación posible. Según algunos historiadores, las aportaciones de Turing en este ámbito fueron determinantes para acortar la guerra, salvando así cerca de 14 millones de vidas.
Pero más allá de ser considerado uno de los padres de la informática por estos trabajos Turing fue también un innovador musical. Y es que en 1951 construyó la máquina que realizó lo que se considera la primera grabación musical generada por una computadora. Así lo revelaron en 2016 un grupo de investigación de la universidad neozelandesa de Canterbury y que consiguió restaurar la grabación de los sonidos creados por este invento. Hasta ese momento, no se había prestado atención al trabajo pionero realizado por Turing una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, pero una vez analizado revela que la transformación que hizo de la computadora en un instrumento musical sitúa la máquina que creó como una precursora de los sintetizadores y de todos los aparatos que hoy hacen posible la música electrónica.
La grabación se realizó para una unidad de transmisión externa de la BBC en el Laboratorio de Máquinas de Computación de Manchester en una máquina que ocupaba prácticamente toda la planta baja de las instalaciones y se generaron tres melodías: la himno nacional británico God Save the King; la canción infantil Baa, Baa Black Sheep; y el clásico swing de Glenn Miller, In the Mood. Pero cuando el equipo de investigación examinó el disco de acetato de 12 pulgadas que contenía la música, descubrió que el audio estaba distorsionado. Los investigadores apuntaron que las frecuencias de la grabación no eran del todo precisas y en el mejor de los casos sólo proporcionaban una impresión aproximada de cómo sonaba la computadora. Con un trabajo muy cuidado para ajustar la velocidad del audio, compensar algunos balanceos y filtrar algunos ruidos que ensuciaban la grabación, lograron restaurarlo y escuchar por primera vez el verdadero sonido de la computadora musical de Turing.
La grabación restaurada de la música generada por la máquina contiene fragmentos cortos de las melodías reproducidas con algunos sonidos parecidos a gaitas electrónicas. También deja constancia de algunos problemas técnicos y cuando en un momento de la grabación de In the Mood la música se detiene, se oye la voz de alguien que comenta bromeando con el título de la canción: «obviamente, la máquina no está de humor». No sabemos por qué Turing eligió aquel tema que Glenn Miller había grabado en 1939 con su orquesta y que un par de años más tarde se popularizaría gracias a su inclusión en la película Sun Valley Serenade. Pero seleccionándola para que fuera interpretada por su máquina la convirtió en una de las tres primeras canciones generadas digitalmente de la historia.