OTHERSIDE
Red Hot Chilli Peppers
Muere el director de cine Robert Wiene (1938)
Californication es sin duda el álbum más exitoso de Red Hot Chilli Peppers. Publicado en junio de 1999, contiene algunos de sus grandes temas y Otherside es uno de ellos. Que las dos palabras que forman el título de esta canción aparecieran juntas no fue un error de imprenta, sino una licencia poética que esta banda formada en Los Ángeles a principios de los ochenta se tomó para referirse al otro lado de la vida, es decir a la muerte. Y es que este tema es un homenaje a Hillel Slovak, quien fue uno de los fundadores del grupo y que murió por sobredosis de heroína en 1988.
Otherside describe el calvario que vivió el guitarrista en su relación con la droga y cómo, llegado el momento final, se da cuenta de que su adición lo ha convertido en un esclavo de esta sustancia y que la única manera de recuperar el control es poner fin a su vida. El vocalista de la banda y autor de la letra, Anthony Kiedis, intentó comprender el estado mental de horror que vivió Slovak para tratar de hacer entender a través de los versos todo su sufrimiento. Kiedis también estaba enganchado a la heroína, por lo que su cercanía con el tema le sirvió para hacer un abordaje muy personal sobre cómo afrontan los drogadictos las batallas con sus demonios. El mismo Kiedis describió su adicción como “un gran monstruo gris” y quiso recoger este concepto también en el video que la banda hizo para la canción, para el que se inspiraron en El Gabinete del Doctor Caligari. Dirigida por el alemán Robert Wiene, esta película es el título por excelencia del expresionismo alemán y todo un referente del cine de miedo mudo.
Rodado en blanco y negro, el videoclip representa la historia de un hombre en un hospital que trata de luchar contra el gran gran monstruo que es su adición. Tomando recursos del film de Wiene utiliza una combinación de miniaturas, sets gigantes y títeres que aparecen en una perspectiva totalmente forzada. Los miembros de Red Hot Chilli Peppers aparecen enfundados en trajes negros, ubicados en localizaciones insuales y llevando accesorios que simulan instrumentos surrealistas. Los labios rojos que luce el protagonista y que contrasta con el fondo monocolor, evocan la famosa pintura Las Amoreux del artista modernista estadounidense Man Ray.