CELEBRATION
Kool & The Gang
Empieza la crisis de los rehenes de Irán (1979)
En otoño de 1979 la inestabilidad política reinaba en Irán. Desde su llegada al trono en 1941, el sha Mohamad Reza Phalevi había apostado por un modelo de estado occidentalizado y laico que lo convertía en extremadamente dependiente de los países a los que vendía petróleo. Para revertir esta situación en los años cincuenta nacionalizó el sector con medidas drásticas que hicieron que el crudo iraní se quedara prácticamente sin clientes. El empobrecimiento del país cada vez era más severo y el descontento popular con la política de Phalevi fue ganando terreno a lo largo de la década de los setenta. La revolución era inminente y finalmente llegó en enero de 1979 liderada por el ayatolá Ruhollah Khomeini, que acusaba al sha de haberse convertido en un títere de Estados Unidos y defendía que debía ser derrocado para convertir Irán en una república islámica. En febrero de ese año Phalevi huyó al exilio dejando el país en manos de un gobierno provisional que en los siguientes meses tuvo que afrontar la escalada de protestas y acciones insurgentes de los seguidores de Khomeini.
En este contexto de revueltas populares, el 4 de noviembre de 1979 medio millar de estudiantes que se manifestaban por las calles de Teherán irrumpieron en la embajada estadounidense enarbolando pancartas donde se podía leer «Khomeini lucha, Carter, tiembla». Una vez dentro, tomaron como rehenes a 66 funcionarios y diplomáticos y los exhibieron ante los medios de comunicación con los ojos vendados y maniatados, exigiendo a cambio de su liberación la extradición de Phalevi, a quien Estados Unidos había otorgado asilo político para que pudiera tratarse en Nueva York del cáncer que padecía. Los rebeldes islamistas reclamaban que el antiguo monarca fuera juzgado por crímenes contra el pueblo iraní pero el presidente estadounidense Jimmy Carter respondió que su gobierno no cedería al chantaje. La idea inicial de los estudiantes era retenerlos durante un par de días pero la reacción del gobierno de Carter hizo que el secuestro se alargara para 52 de los retenidos iniciales durante un total de 444 días.
El suceso adquirió una relevancia internacional sin precedentes. En Irán, la captura de los rehenes fue vista como un golpe contra «el enemigo del Islam» que es como en su retórica anti-americana solía referirse Khomeini al gobierno estadounidense. En el mundo occidental, como un atentado contra el principio de derecho internacional sobre la inmunidad y la inviolabilidad del cuerpo diplomático y sus embajadas. Finalmente, la muerte de Phalevi en julio de ese año y la invasión iraquí de Irán dos meses más tarde, favorecieron que la República Islámica se mostrara más dispuesta a poner fin a la crisis. Una solución que llegó a principios de 1981 cuando, gracias a la mediación de Argelia, Khomeini aceptó liberar a los rehenes a cambio del desbloqueo de los activos iraníes en Estados Unidos y el compromiso de la no injerencia americana en sus asuntos internos.
Ambas partes llegaron finalmente a un acuerdo y el 25 de enero los rehenes aterrizaron en West Point, donde fueron recibidos como auténticos héroes de guerra. Pero la apoteosis se produjo al cabo de dos días cuando volaron hasta Washington para ser recibidos por Ronald Reagan, que hacía apenas una semana que había sido investido como presidente. Los veinte kilómetros que separaban la base aérea de Andrews de la Casa Blanca se engalanaron con los colores de la bandera estadounidense y miles de ciudadanos salieron a las calles con todo tipo de símbolos nacionales para festejar el regreso de los ciudadanos liberados. Se oían consignas patrióticas, gritos de bienvenida y una canción que se convirtió en la sintonía no oficial de aquel regreso: Celebration de Kool & The Gang. El tema, publicado el año anterior, no sólo sonó ese día a lo largo de aquel itinerario victorioso, sino que las semanas siguientes se escuchó a todas horas en las emisoras de radio de todo el país en honor a los rehenes liberados.
Formados en Nueva Jersey en 1964, los miembros de Kool & The Gang habían estado cultivando su estilo funk con diferentes álbumes musicales, pero fue en los años setenta que se consolidaron como una de las bandas más creativas del jazz-funk con toques del sonido disco que arrasaba en las pistas de baile de la época. Con la incorporación del cantante James ‘JT’ Taylor y del productor Eumir Deodato a finales de la década, la formación inició una nueva etapa más comercial y que culminó la primavera de 1980 cuando su éxito Celebration se convirtió en todo un número uno.
Su tono festivo y optimista la convertía en una canción ideal para celebrar cualquier cosa. Aunque en la casuística de situaciones donde podía encajar, los autores del tema seguramente no debieron contemplar la celebración de bienvenida de un grupo de diplomáticos retenidos en su embajada durante catorce largos meses en un país musulmán. Y menos teniendo en cuenta que Ronald Bell, uno de los fundadores de la banda y co-autor del tema, explicó que la idea inicial de Celebration surgió de una lectura del Corán, concretamente del pasaje donde Dios creaba a Adán y los ángeles celebraban y cantaban alabanzas en su honor. Bell se había convertido al islam en 1972, por lo que el hecho que una canción suya inspirada en el libro sagrado de la religión que guiaba a los responsables del cautiverio de aquellos ciudadanos americanos, no deja de ser paradójico.