DON’T STOP (THINKING ABOUT TOMORROW)
Fleetwood Mac
Bill Clinton gana las elecciones presidenciales de Estados Unidos (1992)
El 3 de noviembre de 1992, tras una reñida campaña electoral, Bill Clinton ponía fin a más de una década de mandato republicano en la Casa Blanca. Había logrado posicionarse como el líder del partido demócrata después de que éste hubiera perdido por mucho margen en las tres elecciones anteriores, dos contra Ronald Reagan y una contra George H.W. Bush. Clinton llegaba a la carrera por la presidencia después de un mandato de 9 años como Gobernador de Arkansas y con el reto de aprovechar el descontento que Bush había generado entre parte del votante conservador cuando rompió su promesa de campaña contra la recaudación de impuestos en un momento en que el país se encontraba en plena recesión. Así que el candidato demócrata decidió centrarse en las preocupaciones de la vida cotidiana de los americanos, y especialmente en los aspectos vinculados al sistema sanitario y la economía, este último expresado en una frase que casi funcionó como eslogan durante toda la campaña: The economy, stupid (es la economía, estúpido). La buena acogida que tuvo este enfoque entre el electorado le dio los votos necesarios para superar los resultados de Bush y del candidato independiente Ross Perot. Pero más allá de la estrategia de contenido político, en la victoria de Bill Clinton en aquellos comicios hubo otro elemento determinante: Don’t Stop de Fleetwood Mac.
Cuando Clinton irrumpió en la política presidencial apenas tenía 47 años y esto lo conectaba con toda una generación que, como él, había crecido con la revolución cultural y musical de los sesenta y setenta. Llegada la década de los noventa, aquellos jóvenes convertidos ya en personas maduras, se sentían suficientemente preparados para tomar el relevo a quienes durante el ciclo conservador habían ocupado los puestos de poder y que como Bush, que acababa de cumplir setenta, eran la imagen de un mundo caduco. Clinton quiso aprovechar esta ventaja sobre su anticuado contrincante para presentarse como un candidato moderno y rompedor. Y para trabajar esta imagen se alió con el rock & roll. El joven presidenciable demócrata tenía claro que necesitaba una canción que representara a aquella generación de votantes que sabía que eran la clave para conseguir la victoria en las urnas. Buscaba una canción que presentara un nuevo horizonte, un mensaje rejuvenecido y un nuevo planteamiento de la política. Y todo esto es lo que encontró en el hit de Fleetwood Mac.
Incluido en el exitoso álbum Rumours de la banda londinense, Don’t Stop había arrasado en Estados Unidos en 1977 llegando a colocarse en el top 3 de la lista Billboard. Era un tema alegre, positivo y con un estribillo que condensaba el mensaje que el equipo de Bill Clinton quería transmitir: don’t stop thinking about tomorrow; don’t stop, it’ll soon be here, It’ll be, better than before; yesterday’s gone (no pares de pensar en el futuro; no pares, pronto llegará; será mejor que nunca; el pasado ya se ha ido). La canción hablaba de la superación de una ruptura amorosa, pero la letra funcionaba a la perfección adaptada a un mensaje político de cambio y esperanza. Era justo el elemento emocional que Clinton necesitaba para ilusionar a los ciudadanos y acabó teniendo un papel clave en los 45 millones de votos que finalmente le dieron la llave que abría la puerta del Despacho Oval.
Cuando tres meses más tarde se celebró el acto de investidura que lo convertía en el 42º Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton quiso hacer un reconocimiento a la canción que le había guiado durante toda la campaña, así que invitó a Fleetwood Mac a interpretarla en su baile inaugural. El reto no era fácil, ya que los miembros de la formación musical que había grabado Don’t Stop hacía años que no tocaban juntos y de hecho estaban medio peleados. Pero era difícil rechazar la invitación del flamante nuevo inquilino de la Casa Blanca, así que Mick Fleetwood y Stevie Nicks aparcaron por una noche sus diferencias y aceptaron. La actuación terminó con toda la familia Clinton subiendo al escenario acompañada de Michael Jackson, Chuck Berry, Sally Field, Warren Beatty y muchos otros invitados especiales que se añadieron a este cierre de acto multitudinario.