PUT YOUR HEAD ON MY SHOULDER
Paul Anka
Nace Mary Jackson, matemática e ingeniera americana (1921)
La llegada del hombre de la luna fue fruto de una trepidante carrera tecnológica. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los ingenieros aeronáuticos los Estados Unidos desde la NASA y los de la Unión Soviética desde la Agencia Espacial Federal Rusa mantuvieron un intenso pulso para intentar ser los primeros en enviar una nave tripulada a la superficie lunar.
En el laboratorio aeronáutico de Langley, un gran equipo de investigadores de diferentes especialidades trabajaban a contrarreloj para resolver las complicadas ecuaciones que debían permitir lanzar los cohetes con astronautas al espacio. Pero su trabajo no hubiera sido posible sin el trabajo de un colectivo de matemáticas que calculaban a mano los resultados de las complejas operaciones que les encargaban los ingenieros. Y entre ellas, había un pequeño grupo de mujeres afroamericanas con un talento excepcional que tuvieron un papel clave en el éxito de la misión que el 20 de julio de 1969 logró que fuera un americano el primer hombre que puso un pie en la luna. Una de estas mentes brillantes fue Mary W. Jackson.
Jackson nació en la ciudad de Hampton en 1921 y desde muy pequeña demostró tener una mente privilegiada. Se graduó en matemáticas y ciencias físicas pero su condición de mujer y el color de su piel eran dos graves inconvenientes para el desarrollo de su carrera en un estado defensor de la segregación racial como era Virginia. Sin embargo, lejos de rendirse, siguió formándose y trabajando duro desafiando todas limitaciones sociales y legales que le impedían avanzar en su desarrollo profesional, hasta que en 1951 consiguió entrar en Langley como matemática en una zona del centro destinada a mujeres de color.
Su extraordinaria capacidad rápidamente llamó la atención de uno de los ingenieros jefe del centro, que la requirió para que le ayudara en el proyecto donde se analizaba la aerodinámica de las naves espaciales y la animó a continuar ampliando sus estudios el Hampton High School de la Universidad de Virginia. Mary Jackson no lo tuvo nada fácil para que la admitieran en aquella institución reservada a estudiantes blancos, pero finalmente consiguió que la dejaran matricularse en las clases nocturnas. Y en 1958 se licenció, convirtiéndose así en la primera ingeniera negra de la NASA, donde trabajó hasta su jubilación en 1985. Durante la década de los sesenta, sus aportaciones al programa espacial fueron decisivas y se vieron reconocidas con el éxito de la misión del Apollo 11 aquel verano de 1969.
En el viaje de más de 5 días que llevó a Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins hasta la luna, los astronautas tuvieron muchas horas muertas. Para amenizar el trayecto, Michael Kapp, un productor musical que colaboraba con la NASA, les grabó varias cintas de casete con canciones que él mismo había escogido. La selección de temas no se hizo oficial en su día y no se conocen todas las melodías que se incluyeron. Pero posteriormente se han desvelado algunos de los títulos que acompañaron a la tripulación del Apollo 11 en su viaje espacial. Entre las piezas de esta selección se encuentra la versión que The Lettermen grabó en 1968 de uno de los clásicos de Paul Anka: Put Your Head on My Shoulder. El cantautor canadiense había editado el single en 1959 y consiguió situarlo en la segunda posición de la lista Billboard. Una década más tarde, la canción volvió a popularizarse cuando el trío vocal La Vegas decidió hacer su propia interpretación de la pieza. A nivel de ranking, esta segunda versión del tema no llegó tan lejos y se quedó en el 44º lugar. Poco se debían imaginar entonces los miembros de la formación que su Put your Head on my Shoulder sería uno de los temas elegidos para viajar hasta la luna, llegando así más arriba que ninguna otra versión que se hubiera podido hacer de esta canción.