Let’s get it on, el decimotercer álbum de estudio de Marvin Gaye, está considerado como uno de los discos de más carga sexual de todos los tiempos. En sus anteriores trabajos, Gaye había compuesto canciones que abordaban temas transgresores como la segregación racial, la guerra, Dios o la revolución sexual, pero con este nuevo recopilatorio de canciones definitivamente culminaba el erotismo que había ido gestando en sus últimas composiciones.

Después del éxito de What’s Going On un par de años antes, el músico había entrado en un periodo de bloqueo creativo. Personalmente estaba en una situación complicada, en proceso de separación de su mujer Anna Gordy y luchando contra los problemas emocionales que arrastraba desde su infancia. Gaye había sufrido abusos físicos por parte de su padre, un predicador que intentaba imponerle las enseñanzas cristianas extremadamente moralistas y fundamentalistas. Como consecuencia de esta difícil relación, el significado y la práctica del sexo se había convertido en una cuestión preocupante para el músico, que abordaba esta parte de su vida desde el dolor, el tormento y la culpa.

Gaye aprendió a lidiar con estos problemas a través de la música y poco a poco hizo emerger en sus letras temas relativos al amor, la sensualidad y el erotismo. Con Let’s Get It On, la canción que da nombre al disco, este proceso de redención llegó a su auge. Gaye estaba obsesionado también con la espiritualidad y en este tema explora las similitudes existentes entre el éxtasis sexual y el divino. Desde la invitación seductora del mismo título al contenido de liberación sexual de la letra, todo el tema es un intento de armonización del cuerpo y el alma que acabó por convertirse en un gran éxito de la época.

Marvin Gaye grabó el disco a principios del verano de 1973. Lo publicó a finales de agosto y dentro de los títulos de crédito del álbum decidió incluir la siguiente cita del poeta T.S.Eliot: ‘el nacimiento, la cópula y la muerte son los hechos esenciales a los que todo el mundo está obligado a enfrentarse’. Los dos primeros hacían clara referencia al contenido de las canciones que se recogían en el disco. El tercero, de forma premonitoria, avanzaba el trágico episodio que se produciría once años más tarde.

Los problemas económicos que perseguían al músico y su adición a la cocaína lo habían arrastrado hacia una situación paranoica. Se sentía perseguido y amenazado, así que decidió comprarse una pistola. El primero de abril de 1984 Gaye estaba encerrado en una habitación de casa de sus padres. Dopado de cocaína y con la misma ropa desde hacía días, pasaba horas echado en la cama viendo la televisión y con el arma en el bolsillo del pantalón, por si alguien venía a atacarle. A mediodía entró su padre. Se discutieron con fuerza y en medio de la pelea la pistola cayó al suelo. El reverendo la recogió y, en un momento de ira apuntó al pecho de su hijo y le disparó diversas veces. Las balas entraron por el costado derecho del cantante, que cayó muerto sobre un charco de sangre.